sábado, 19 de junio de 2010

Para Lasthenia


madre, es tiempo de seguir

Madre
Ya me conoces
tu siempre me has tenido en tu regazo,
guiaste mis palabras y mis pasos
ya es tiempo que demuestre si aprendí.
Quiero contarte
las veces que he soñado con llamarte,
llevando tu recuerdo a todas partes
dejándote mi ausencia junto a ti.
Madre, quisiera conseguir en esta tarde
las fuerzas necesarias para darte
los años que luchaste para mi.
Madre, no temas si algún día he de marcharme
aun sigo los consejos de mi padre
aquel hombre a quien nunca conocí.
Tu me conoces
a veces me derrumbo y es que sabes
que soy mucho mas frágil que las aves,
mi vuelo es tan sencillo de abatir.

La Canción de Los Andes
En las alturas de las montañas
existe un pobre rancho.
Una viejita
todas las tardes
llora y suspira en él.....
Triste es la vida si
quiero mejor morir.
Suenan las notas del fiel rondador
en los labios del indio
que brinda su amor
a la dueña de su corazón.
Hijo de mi alma
de mi alma hijo mio donde existes,
no te veo, no te oigo
donde estás.
Contesta a tu viejita
que te llama y no respondes
al cariño de tu madre
ni a la voz del corazón.
Te marchaste una mañana
presuroso y agitado
que volvías me dijiste
que volvías al partir.
Y no vuelves a tu casa
ni a tu casa ni a tu madre
que te llama que te extraña
que sin ti se muere ya.
Vuelve pronto mi adorado,
mi consuelo, mi esperanza
que te espera
mi angustiado corazón.
Suenan las notas del fiel rondador
en los labios del indio
que brinda su amor
a la dueña de su corazón.
Todas las tardes
junto a la puerta suspira y llora asi.
Hijo de mi alma
de donde existas
vuelve prontito a mi.
Mas una noche tras lento paso
vino la aurora
al fin.
Palida y fria
junto a la puerta
estaba muerta ahi.

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